Pues sí amigos, hoy os voy a contar el duro día de curro que tuve ayer.
Fue uno de los días más estresantes desde que pasé a ser un soldado de asalto. Para empezar uno cuando sale a la calle sólo piensa en defender a los ciudadanos, darlo todo por ellos y por el Imperio. Pues bien, a veces me toca detener a algún que otro desequilibrado que ronda por las calles del centro de la capital, haciendo uso de más o menos fuerza. A veces, el problema es que patrullamos solos dependiendo de la peligrosidad asignada por los capitanes de guardia a dicha zona y tenemos que vigilar nuestras espaldas pues puede aparecerte por la espalda ese desequilibrado que nunca deseas encontrarte sin algún compañero.
Hoy una de las zonas que he patrullado de las calificadas como "tranquilas" ha sido el Salón del Cómic en pleno centro de Coruscant, en la que me he encontrado con este individuo sospechoso de crear algún tipo de revuelta. Por si acaso, ahí me quedé sin quitarle ojo.
Bueno pues después de todo era un friki más, majo, simpático e inofensivo, por lo que seguí patrullando la zona.
Por sorpresa en uno de los pasillos del Salón me he encontrado con el primo de R2-D2, y nada, le he saludado y hemos estado charlando un rato de su primo y de hace cuanto tiempo no quedábamos a tomar algo por el barrio (R2-D2 y él viven por mi barrio desde antes de la época de la Vieja República). Es muy cachondo, me ha dicho que estaba buscando unos cómics de una serie llamada Star Trek, que dice que está bien y tal, pero a mí me suena a pufo muy serio, aunque no la conozco mucho.
Pues nada, lo desagradable del día ha sido cuando me han ordenado un cambio de zona de patrulla, me tenía que dirigir a las calles para terminar el día que aparentaba acabar tranquilo.
Nada más lejos de la realidad cuando un par de Guardias Civiles Municipales de aquí del centro se me han avalanzado sobre mí. Para no crear ningún disturbio he permitido que actuasen para poder hablar tranquilamente con ellos. Evidentemente eran unos novatos que no conocían que esa zona también la frecuentabamos nosotros, los Stormtrooper, en vigilancia de baja prioridad.
Rápidamente se disculparon y me comentaron que pensaban que era algún friki disfrazado de Stormtrooper con arma "muy real".
Y poco más mis queridos amigos. Directo al metro para volver a casa. Un saludo y hasta la próxima cita en mi diario.